¡EH
TÚ, DE QUÉ VAS!
¿Por qué me miras de esa forma
tan extraña? ¿tengo monos en la cara?
Me examinas haciéndome la
radiografía, sonríes maliciosamente y cuchicheas con tu acompañante. ¿Acaso no
has visto nunca a una mujer libre y feliz?
Si juzgas mi manera de ser, de
vestir o de actuar, será porque quizá desearías a veces, ser un poco parecida a
mí en ciertos aspectos.
¿Pero de qué vas? Te quiero
recordar que lo que juzgamos de los demás es justo el reflejo de nuestros
miedos más profundos y que lo que nos molesta del otro, es solo una proyección de
lo que nos desagrada de nosotros mismos.
Te recomiendo que no me mires
más de reojo, porque para tu información voy a seguir haciendo lo que me dé la
gana, como y cuando quiera ¿sabes? Nunca me he sentido mejor en toda mi vida.
¿Acaso te juzgo yo a ti por
ser una reprimida infeliz que se conforma con vivir a medias?
Felicidad fingida, inconformidad
cohibida y personas sometidas son lo que sobran en este mundo, pero nos llaman
raros a los que cada día, sí que decidimos ser felices y libres sin importarnos
lo que dicen los demás.
- ¡Hay va esa loca! –
comentas.
Querida, ya quisieran los
locos tener un mínimo de cordura parecido al mío. Bienaventurada mi enajenación
que me convierte en alguien que camina por la vida satisfecha, realizada y sin
prejuicios sobre los demás.
Así que tú, la próxima vez que
me ojees con la pretensión de criticarme, te recomiendo que primero observes tu
interior y empieces por cambiar todo aquello que no te gusta del día a día. Quizá
si prácticas la compasión y la empatía puedas llegar a entender alguna vez lo
que te digo.
¿Y tú de que vas?
