NUESTRA AMISTAD
-¡Levántate, tenemos que subir la
escalera!- me ordenaba una voz femenina un tanto enfadada. Alcé la mirada y
contemple su cara de preocupación. -¿Cómo lo hago amiga?- contesté totalmente abatida,
-la vida ha girado a tal velocidad que he perdido el rumbo, me encuentro sin
fuerzas en este momento, continúa el camino sin mí-.
Carla era un amor de chica, algo
testaruda y brusca a la hora de comunicarse pero poseía el tesoro mas grande
que una persona puede tener, conocía muy bien el significado de la palabra
amistad.
Cada día sin falta, llamaba a la
puerta de casa en las mañanas y milagrosamente conseguía que me quitara el
pijama del día anterior, logrando así, que escalara el primer peldaño de esa
enorme y oscura escalera en la que se había convertido mi existencia últimamente.
Yo me apoyaba en ella, en sus abrazos que me reiniciaban, en sus consejos y en
la alegría que desprendían sus ojos negros azabache. Después de mucho tiempo,
gracias a su paciencia y cariño conseguimos alcanzar juntas la cumbre que tan
lejana se veía en un principio para mí.
Aquella mañana Carla no me llamo como
lo hacía habitualmente, tampoco contestaba el teléfono, pero no me fue dificil
encontrarla en nuestro sitio de siempre, ese que sabía de todos nuestros secretos.
La descubrí sentada en un banco de piedra improvisado, abrazada por centenares
de olivos, con la mirada perdida en el infinito, ¿Qué había pasado con la
chispa innata que habitaba en su mirada? me pregunté.
-¡Vamos tenemos que subir la
escalera!- le ordené con voz firme y decidida.
-¿Cómo lo hago amiga mía?- me
respondió afligida. Me limité a no decir nada, solo le tendí mis manos temblorosas
y ella las tomó decidida -agárrate fuerte querida, ahora yo soy tu bastón-.
#Palagrafías Relatos de 300 palabras.

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