jueves, 5 de octubre de 2023

 

DILE SI A LA VIDA

 

- ¡Rápido, tienes que entrar al examen! – me ordenó.

Me despedí de él con la certeza de que sería la última vez que nos veríamos.

-Adiós mi amor- susurre, mientras el rastro de su coche se perdía en la oscuridad de la solitaria avenida.

Durante aquellos eternos sesenta minutos mi cuerpo tembloroso ya no sentía miedo, solo quería que el minutero del reloj cabalgara deprisa, acelerar el tiempo con una varita mágica para que llegase el momento de llevar a cabo el plan que en mi mente se había estado ideando durante todo el día.

Ya no sentía miedo, solo rabia con el mundo y conmigo misma. Estaba claro, aquella tarde dejaría de un lado los temores, mi sentencia esta vez era firme e inamovible. Estaba totalmente decidida a cometer la mayor cobardía que a un ser humano se le puede pasar por la imaginación.

Tomé las pastillas a escondidas y las guardé en el bolso, aquel sería mi último examen y esos dos besos en las mejillas la despedida final.

Pero al igual que aquel punto de inflexión se interpuso en mi camino para que tomara aquella atropellada resolución, su abrazo fue el aliento que le faltaba a mi vida en ese momento y entonces sentí miedo a perderlo y miedo a perderme.

- ¿Pensabas que te soltaría? – murmuró, mientras agarraba fuertemente mi rojiza cara entre sus manos.

- ¡Juntos saldremos de esta! - me dijo, sonriendo con una enorme tristeza.

En la vida hay pozos oscuros de los que es difícil escapar una vez que tropezamos y nos encontramos en el fondo. Esos agujeros llamados errores, decepciones, problemas, si no son bien gestionados pueden hacernos acabar en la profundidad de una peligrosa depresión.

Escuchar las señales es de vital importancia, ante todo ¡vive!

“Dile SÍ a la vida”




Reto #miedo en el que participo esta semana.

Relatos de 300 palabras


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