domingo, 17 de marzo de 2024

 

ALEJANDRO

 

 

A la nana nanita mi niño duerme,

angelitos celestes me lo protegen.

 

Luceritos del alba son dos estrellas,

tus ojitos hermosos que en mi destellan.

 

Es tu hermoso rostro angelical,

una perla preciosa que cultivar.

 

Jubilosa contemplo esa dulzura,

que desprendes tan solo con tu ternura.

 

A la nana nanita mi bebé feliz,

en tus sueños regalas un sonreír.

 

Niño bonito descansa tranquilo,

que yo mientras duermes tu sueño vigilo.

 

Duerme bebito entre mis brazos,

que los corazones laten acompasados.

 

Remanso de paz es tu dulce aroma,

que la ternura divina en mi aflora.

 

Ojalá mi angelito por siempre jamás,

tu sonrisa alumbre mi caminar.



Acróstico para ALEJANDRO
Bienvenido al mundo bebé


 

viernes, 15 de marzo de 2024

 

COMPAÑEROS DE TOXICIDAD

 Frase de la semana #ymevinolavergüenza

 

Había una vez en cierto lugar una tímida niña de ojos color caramelo llamada vergüenza. Siempre caminaba por la vida intentando pasar desapercibida, no le gustaba llamar la atención. Confiada y complaciente con los demás, esta pequeña creció convencida de que en ciertas situaciones debía de acallar sus sentimientos y opiniones, quizá por miedo al qué dirán.

Casi a su vez en otro plano diferente, vivía un pequeño de ojos color esmeralda llamado miedo. Un niño que maduró dejando de hacer cosas que le apasionaban por la vergüenza de verse señalado por las personas de su entorno. Miedo disimulaba y enmascaraba incesantemente sus temores con el bien hacer de sus actos. Era el hijo perfecto que todo padre desearía tener en la vida.

Cierto día el destino quiso que los caminos de miedo y vergüenza se cruzaran en un punto concreto ¿coincidencia? Yo no lo llamaría así, al igual que los planetas que orbitan en el espacio y se encuentran, estos dos se sintieron atraídos por una extraña gravedad que los atrapó.

Aunque se hicieron buenos amigos, ella siempre calló por vergüenza y el nunca actuó por miedo y fue por esos dos motivos, que siempre van unidos de la mano, que terminaron separándose para siempre de la más ruin de las maneras. Un cataclismo que fue precedido por un largo periodo de calma y reflexión.

¿Pensaréis que os estoy contando una historia triste verdad? En cierto modo lo fue por un tiempo.

El miedo y la vergüenza compañeros de las creencias arrastradas a lo largo de nuestras vidas, pueden llegar a ser un arma de destrucción letal para alcanzar la tan ansiada felicidad. Cambiar patrones conductuales, salir de la zona de confort a la que estamos acostumbrados a veces resulta difícil pero no imposible. El miedo y la vergüenza y aquella coincidencia no casual acarreaban tras de sí un aprendizaje y un cambio de vida importantísimo.

Vergüenza a aprendido a expresar sin miedo todo lo que siente a pesar de que los demás no la comprendan o la tachen de loca, ella es feliz así. Confiada y complaciente con ella misma camina por la vida intentando ver la luz a pesar de la oscuridad y el qué dirán es algo que ya no le importa. Segura de sí, nunca más antepondrá el miedo a su felicidad y la vergüenza a la que muchos estaban acostumbrados, hace tiempo que la soltó poco a poco por el camino.

Ahora todos la conocen con el nombre de LIBERTAD.







martes, 5 de marzo de 2024

 

LA IGNORANCIA ES ATREVIDA

 

Conocí a Tizón una cálida noche de primavera en las reuniones gatunas que manteníamos a la luz de la luna los mininos callejeros y domésticos del barrio. Recuerdo sus inmensos ojos negros, con ese brillo de sal cuan mejillones chisporroteantes. Eran los más bonitos que jamás había visto, la combinación perfecta junto a su exquisito pelaje color gris marengo.

De carácter fuerte, era sin lugar a dudas, el principal defensor de la colonia ante el ataque de cualquier animal viviente que perturbase la paz de la comunidad, pues aquella zona era la nuestra y aunque algunos comíamos albóndigas en lata junto a una mantita caliente todos los días, nuestro instinto felino nos empujaba a revolver los contenedores en busca de algún manjar desconocido cada noche.

Desde siempre me pareció que Tizón escondía algún secreto detrás de esos ojos sombríos, a veces sus andares pesarosos o sus muecas al maullar, denotaban tristeza en esta su segunda vida, pues en la primera nos contó que fue un gato europeo que acompañaba a los piratas como polizón en sus viajes, de ahí quizá, su espíritu aventurero, desenfadado y luchador.

Acabamos siendo buenos amigos y lo pasábamos fenomenal cazando ratones al atardecer, por puro vicio, pues al atraparlos siempre le perdonábamos la vida como buenos gatos domésticos que jugaban a ser callejeros. Era la mejor forma de desconectar de nuestra aburrida rutina.

Pasaron los meses y así entre risas y juegos de escondite, pude sacar a relucir esa alegría que parecía algo perdida en él. Sonreíamos y maullábamos con todas nuestras fuerzas mientras saltábamos como camicaces de tejado en tejado o de balcón en balcón alborotando las macetas del vecindario para escarbarlas. Hacía varias vidas que necesitaba un compañero así de disparatado para poder liberarme de esa etiqueta de gatita buena que me acompañaba siempre.

Un día mi gran amigo tizón no apareció a la hora acordada, habíamos quedado para investigar el contenido de las cajas de la pescadería del barrio contiguo y me pareció muy extraño, él nunca me abandonaba en nuestras andadas. Esperé impaciente y algo molesta su llegada por más de dos horas y cuando ya había decidido volver a casa lo vi.

- ¡Que te paso! - Maúlle expectante, mientras restregaba mi cabecita contra su lomo.

- No preguntes nada Katrina- solo ayúdame a lamer estas heridas, pues las del corazón me las curas cada día con tu compañía, hoy necesito solo eso.

Lamí sus heridas una por una sin hacer preguntas, observando cómo sus ojos oscuros se tornaban más sombríos que nunca invadidos por una enorme tristeza que me hizo estremecer y poner en punta todo mi hermoso pelaje blanco.

Aquella tarde a la anochecida, no volví a casa, Tizón y yo dormimos acurrucados cerca de los resquicios de una hoguera improvisada en mitad de la nada, en un rincón oscuro.  En esa fría noche estrellada, pude escuchar como su alma lloraba en absoluto silencio al unísono de su ronronear aquejado.

Siempre ignoré que ocurrió aquella tarde de tantas que le sucedieron, pues a veces vuelve a mi herido y mi respuesta sigue siendo la misma, siempre le brindo mi calor y amistad, un lametón de cariño y algún que otro zarpazo de uñas suaves para su tranquilidad.

Y es que el amor incondicional hacia cualquier forma de ser vivo, el dar sin esperar recibir nada a cambio, es lo más bonito que podemos ofrecer a los demás e inunda nuestras almas de paz y tranquilidad. Aunque el mal nos aceche, el bien siempre tendrá un mejor plan para salvarnos y ofrecernos una salida alternativa que nos haga un poquito más felices.

Pienso que la ignorancia es atrevida, es por eso los prejuicios que a veces se perpetran y sus devastadoras consecuencias y he ahí, donde se comenten las mayores injusticias justificadas, disfrazadas de grandes y tajantes verdades.

Aceptar a todos tal y como son, es mi absoluta e inamovible decisión dentro de la colonia, pero también lo es alejarme cuando mi instinto gatuno me advierte del inminente peligro.

Ya cae el sol detrás del horizonte y Tizón me espera para una nueva aventura, a veces le digo que es un auténtico loco y que algún día moriremos en el intento y él me responde con una sonrisa perversa mientras levanta al cielo sus bigotes engalanados:

-Entonces habrá valido la pena vivir, seguro que nos encontraremos en la siguiente vida, tesoro – 

-¡A sus órdenes mi capitán! contesto chistosa.

Ahí vamos a por otra nueva hazaña, sin miedo a fracasar en el intento ya que no importa las veces que caigamos si no las que nos levantemos. El eco de nuestros maullidos se pueden escuchar lejanos en el silencio de la noche.