martes, 28 de noviembre de 2023

 

EL FINAL DE LA ESPERA

 

El café con leche humeante bullendo en las tazas de porcelana, dos magdalenas sobre la mesa, desnudas, despojadas ya del papel con que vestían, un azucarero algo desportillado a medio tapar y dos cucharillas colocadas sobre los platillos, engalanaban junto con el mantel a cuadros rojos y blancos algo despintado por el tiempo, la mesa de camilla para la hora de la merienda. Cómo cada tarde desde hace años.

La luz de la media tarde se colaba cálida tras los cristales del ventanal donde Mario descansaba tras la sobremesa. Siempre le gustó reposar en el sillón de su abuela al que tanto cariño le tenía, con el periódico en mano. Ahora era yo quién, mientras el café se enfriaba, me encargaba de relatarle las noticias de actualidad.

Él tomaba mis envejecidas manos y las apretaba fuerte contra las suyas, las uñas mordidas como de niño, me traían a la mente recuerdos de cuando nos conocimos.

Habían pasado décadas desde entonces y aunque la vida siempre nos condujo por caminos diferentes, vivimos vidas plenas y felices separados, porque así lo decidió el destino y nosotros con nuestras propias decisiones.

-Mario cariño ya es hora de la merienda, toma el café- le ordené dulcemente.

Pellizco a pellizco y con cada acorde de la melodía de Nini Rosso que tanto nos gustaba bailando sobre la fría sala, esa magdalena desaparecía con algo de dificultad entre sus gruesos labios sonrosados.

“Il silenzio” siempre le hacía sonreír, por eso cuando terminaba y podía observar los atisbos de la abrumadora tristeza en su semblante, presionaba el botón de play para volver a reproducirla una vez más. Me gustaba verlo feliz, siempre me pareció un chico atractivo cuando sonreía y a pesar de la vejez que lo escoltaba, esos hoyuelos en las mejillas me seguían pareciendo el más bonito cuadro jamás pintado.

-Preciosa…- me susurraba, dejando la mirada perdida en el infinito mundo en el que vivía desde hace tiempo.

“Nunca te canses de esperar” esa era la frase que acompañaba la foto que mis pupilas retuvieron en su memoria fotográfica aquella tarde de noviembre de hace ya, treinta años.

La divina juventud le acompañaba en aquel retrato, también la tristeza de una mirada perdida en el infinito cielo estrellado de la noche oscura, mientras él apoyado sobre la centenaria fuente, pensativo tomaba la instantánea. ¡Bendito tiempo, que se escurre entre los dedos, cuan arena de un reloj, fugaz y efímero! Tiempo de espinas y rosas aquel que se nos fue de las manos.

- ¡Qué rápido pasaron los años tesoro! Pero yo, siempre te esperé – le dije mientras besaba su frente y acariciaba su escaso pelo.

-Perdóname- me repetía sollozante.

-Te perdone desde el primer instante- le contestaba cada tarde, aunque mis reiterados intentos de que me comprendiese fueran desgraciadamente en vano.

Mario duerme a mi lado plácidamente, mientras yo recojo el mantel y la magdalena que nunca termino de comerme ya que la mezcla de sentimientos de emoción y tristeza atorados en mi corazón hacen que se me anude.

-Siempre te esperé, aunque cuando nos volvimos a encontrar quizá fuese demasiado tarde- una lagrima recorre mis mejillas.

Otra tarde más el ocaso irrumpió poniendo fin a la merienda diaria, al igual que un cigarrillo, nuestros momentos juntos, se consumen poco a poco de manera inevitable. Cada nuevo día, volveré a preparar ese café y a desenvolver las magdalenas de limón para ti, con todo el amor del mundo, pues es en el final de nuestras vidas cuando se demuestra que tan fuerte puede ser ese sentimiento al que llaman amor.

Tú y yo estaremos juntos en el final de la espera, porque aún sigo viva para ti en tus más profundos recuerdos.







martes, 14 de noviembre de 2023

 

REINICIANDO

 

“A veces todo es cuestión de tocar fondo y darse cuenta” a ratos recuerdo esa frase y yo sola me aplaudo por lo fuerte y valiente que fui en aquel tiempo ¿Quién mejor que yo?, aunque tengo que añadir que ese fondo del que trataban de avisarme no me gustó para nada, pues se convirtió y ahora entiendo que, para bien, en la peor de mis pesadillas.

Pataleé en el lodo durante tiempo, días, meses, y años sin saber cómo escapar de las profundidades en las que me ahogaba sin remedio aparente para mí y hasta llegué a pensar que aquello era inevitablemente el final, mi final.

Que la vida es así… ¿cómo? La vida es como cada uno quiera moldearla y sí, salir de la mierda en la que se había convertido mi existencia me ayudo a transformarme como persona. Es por eso que ahora afronto la realidad con otra perspectiva y con otra tranquilidad, porque todo absolutamente todo es temporal.

Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte y es la pura realidad, en esta metamorfosis que experimente conseguí alcanzar proyectos y metas que jamás hubiese imaginado ni en los mejores de mis sueños y lo más importante de todo aprendí y comprendí el significado de la palabra felicidad.

Como decía Antonio Machado “Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar” mi interpretación personal es que vivir sin sueños y con conformismo nunca nos llevara a ese despertar de nuestro yo interior, ese que a menudo, la mayoría de las personas prefieren dejar adormilado en la comodidad de su vida diaria.

Así que sal ahí afuera y pelea por tus sueños porque por más complicado que parezca todo, el fin solo llega cuando morimos en vida y eso lo decidimos nosotros con nuestro cambio de actitud frente a esta y sus desafíos.

Reinicia y cambia lo que no te gusta, afronta aquello a lo que le tienes miedo, renueva tu pensamiento arraigado en las creencias inculcadas y ten por seguro que todo lo bueno llegará a ti de alguna forma inesperada. No escuches opiniones de los demás y haz lo que te dé la gana, como y cuando quieras, que nadie corte tus alas, pues solo tú eres el guionista de tu propia historia.

“Si está hecho con amor está bien hecho” que nunca te intenten convencer de lo contrario. Vive sin juzgar y no serás juzgado. Transforma tu realidad de tal manera que los que te quieran en su vida tengan que aceptar tu nueva versión.

¡Vive!

Reiniciando en tres, dos, uno.


#pensamientos de una tarde de noviembre por el Paseo de Antonio Machado.


A veces escribir y soltar lo que sentimos nos hace liberarnos de ciertas presiones que nos aprietan el alma, yo lo hago desde la escritura y los paseos rutinarios por este entorno maravilloso.


Baeza, 14 de noviembre de 2023















 

TITANIO Y ORO

 

Érase una vez en un remoto lugar, un entregado soldado conocido como el caballero de titanio. Su carácter frío como el acero, insensible y déspota le dotaban del poder del miedo infundado que provocaba en sus semejantes.

Cada mañana se enfundaba en sus botas militares de cuero natural cubriendo no solo su cuerpo sino también su corazón de hielo, con una chamberga algo roída por el paso de los años.

Jamás se conmovía ante ninguna situación cotidiana que le aconteciera pues, ¿puede ser una persona empática si siempre ha sido tratada bajo la más estricta dureza? Tristemente él la sufrió desde la cuna.

Fernando, que así le llamaron de pila, vagaba por la vida sin comprender del dolor ajeno, haciendo su trabajo rutinario de vigilancia y confundiendo ese temor que imponía, con ser alguien superior a los demás.

La tarde en que Fernando caminaba de vuelta a casa por el bosque, oscurecía por momentos. Como si de un tráiler de película fantasmagórica se tratase, las sombras que los arboles arrojaban a su paso engullían hambrientas el estrecho sendero que parecía no tener fin.

Un vago sollozo que procedía de entre unos matorrales cortó como si de una navaja afilada se tratase, el silencio casi sepulcral del ocaso. Martina le miraba asustada bajo las pestañas más enormes que éste jamás había contemplado.

-Tengo miedo, apapáchame como lo hacía papá- susurró la niña.

Los ojos del soldado inertes hasta entonces, desprendieron al instante un brillo mágico de compasión y ternura inexplicables.

Y es así y a raíz de aquella tarde, como el caballero de titanio transformó su duro corazón en una pieza de oro valiosa.

Y es que cuando alguien nos acaricia con lo más profundo de su alma no hay barrera imposible de traspasar.

Que valga esta breve historia como ejemplo.


Reto #apapachar Relato de 300 palabras a partir de lo que sugiera la palabra propuesta.



Foto tomada de la red



Relato premiado con el reconocimiento semanal por parte del grupo "Escritura Creativa para aficionados"





viernes, 3 de noviembre de 2023



DIVINO RESPLANDOR

 

Como cada primero de noviembre el campo santo silencioso y oscuro durante las largas noches del año se convierte en algo parecido a una fiesta para mí.

Cientos de velas centelleantes se prenden para alumbrar las almas de los que ya partieron, el olor a cera quemada que acompaña al frío estival, hace que mi pequeño cuerpo se estremezca. Hacía tiempo que no sentía eso, desde el último día de difuntos.

Camino despacio entre los crisantemos y claveles que adornan tumbas y nichos portando entre mis manos una calabaza con una pequeña vela encendida en su interior, es la mejor manera de que en esta noche misteriosa mi resplandor pase desapercibido. Para tal fin, también cubro parte del gélido rostro con la bufanda a rayas que mamá tejió para mí con todo el amor del mundo.

- ¿Truco o trato? – pregunto sonriente a la mujer que, sollozando, entona entre dientes unos rezos al lado de la diminuta cruz de color marfil.

Como cada año ella saca del bolsillo de su pelliza color caoba un puñado de caramelos de regaliz (mis preferidos) y extiende en absoluto silencio sus manos suaves como la seda hacía mí, para ofrecerme tan ansiado regalo. Me acurruco despacito en su regazo dejando la calabaza sobre la inscripción de la fría tumba que contiene mi nombre.

- Hicimos un trato mamá, siempre estaré contigo – le susurro suavemente al oído. Ella estrecha los brazos sobre su cuerpo a modo de abrazo mientras su corazón aún vivo, parece querer salirse del pecho.

Tocará esperar otro frio noviembre para que la álgida noche se convierta en un cálido remanso de paz, donde dos corazones unidos por el asombroso poder del amor y de la luz se fundan de manera mágica una vez más.

Mientras tanto búscame en tus sueños, mami.



Gracias a mi amigo Eduardo por esta maravillosa e impresionante foto del cementerio de Bélmez de la Moraleda (Jaén)

Reto #calabaza 
Escribir un relato de 300 palabras con lo que te sugiera esta palabra.

Relato premiado con el reconocimiento semanal en el concurso en el que participo.





 

 

TÉ PARA TRES

 

En estos tiempos de controversia en los que discuto a diario con mi mente, sigo sin comprender en qué momento morí en vida para los ojos de Laura. Aun durmiendo en mi misma cama cada anochecer, resguardados por la misma cobija que se torna fría como un tempano con su presencia, intento buscar aquellos momentos de felicidad que compartimos, cuando abrazaba mi torso desnudo y me juraba que siempre sería el hombre de su vida. 

La quise con alma y corazón, soporté todo por ese amor que le tenía, enmudecí mis sentimientos, ahogué mi pena y mi dolor hasta que un día no dio para más. De que aún la quiero no cabe duda, pero siento que nunca fui suficiente para ella, me lo demuestra cada día cuando mi beso escurridizo no es suficiente para hacerla siquiera sonreír.

En este vacío al que me lanza a diario desde hace tiempo, intento encontrar la felicidad efímera en otras situaciones de la vida, dándome cuenta de que no solo soy yo el roto. Marta llora en mi pecho a veces, sin saber por qué, en otras ocasiones lo hacemos juntos y a veces, solo basta ese silencio y un abrazo en la oscuridad para sentir que en esta ruleta rusa de las relaciones todos estamos tocados en mayor o menor proporción por algún tipo de flecha.

Y es así como el corazón tiene razones que la razón desconoce, y es por eso que cada día el té para tres está servido en taza de porcelana, bien caliente como si de un ritual inglés se tratase.

Las tazas sobre el mantel, la lluvia derramada, un sorbo de distracción buscando descifrar una mirada, la miel en los labios, el hielo en el corazón y el reloj que marca la hora punta de la partida.




Reto #palagrafías Escribir un relato de 300 palabras a partir de lo que te sugiera esta imagen.

En esta ocasión Té para tres de Gustavo Cerati es la canción que acompaña a mi escrito.