ANGEL
DE LUZ
-Te quiero- suspiré.
-Yo también te quiero, pero esto
no es sano- respondió.
Aquello fue solamente el
principio de un final en suspensión, el presagio de lo que sucedería meses más
tarde. Algo no iba bien, lo podía notar en la trayectoria de su mirada, que
asustada se dirigía al infinito.
Esclava de sus creencias y
pensamientos inculcados por una familia políticamente correcta y bien llevada,
María decidió sacrificar lo que sentía por el hecho de seguir el camino recto,
el que le enseñaron como adecuado. Estableció entonces, ser correcta a ser
feliz.
Fue tanta la incertidumbre y
la no comprensión de lo que sucedía que solo me quedaba intentar entender el
porqué de esa decisión. Comencé en ese momento a perseguir de todas las maneras
posibles mi felicidad, tras su marcha repentina.
En el camino de la aceptación
aprendí a soltar los pensamientos que a mí también me esclavizaban y a
cambiarlos por sentimientos de comprensión sin prejuicios previos hacia todos
los demás.
En esta trayectoria en la que
me encuentro, cada día conozco más gente sometida a lo que la sociedad y la
familia imponen para ellos. Sería muy fácil ser feliz si todos lograsen
transformar esas creencias, pero siento que es difícil modificar esos
razonamientos supuestamente lícitos, aunque ellos, no ayuden para nada a
alcanzar el camino del propio bienestar.
Ser esclavo, a veces es estar
preso de pensamientos que nos autodestruyen y no dejan abrir la mente y el
corazón.
Me llamo Ángel, y me
autodenomino como un hombre libre de prejuicios. Camino por la vida contento, siendo
simplemente yo, sin importarme lo que piensen los demás, total es su humilde
opinión.
Gracias a María, aquella chica
infeliz de ojos profundos, desperté para aterrizar en mi nuevo amanecer, libre
de esclavitud.
¿Libre o esclavo? Tú decides.

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