LUCES
Y SOMBRAS
- ¿Qué es la euforia? - me
preguntaban.
Es levantarse cada mañana con
el cuerpo, la mente y el alma llenos de felicidad, positividad y optimismo, es
dar gracias a la vida por ofrecernos el regalo de un nuevo día para colmarlo de
nuevas experiencias.
Nadie dijo que la vida fuese
un camino de rosas y aunque a veces parezca que es así, en este enrevesado
sendero que es vivir, nos tocará enfrentarnos a numerosas espinas que intentarán
atravesarnos de diferentes maneras.
La euforia se encuentra
escondida tras un “buenos días” seguido de una sonrisa sincera. Regala siempre
ese presente con entusiasmo, pues puede ser que alegres a alguien con ese simple
gesto y lo contagies de alegría. Hazlo, aun cuando no tengas motivos, pues es
cuando mejor se siente.
Me siento eufórica cuando
contemplo la calma del mar en un atardecer de verano. Cuando el sol del ocaso
se desparrama sobre los inmensos campos de olivos en el valle del Guadalquivir
en una atardecida de otoño, pintándolos de maravillosas tonalidades ocres.
Entonces también agradezco por ese día que expira y por todo lo acontecido
durante sus veinticuatro horas, con la esperanza de que tras el siguiente alba,
todo irá bien.
Me siento feliz cuando contemplo
la inocente euforia de un niño mientras su abuelo le agarra las manitas y lo consiente
con un Chupa Chups.
En conclusión, me encuentro
inmensamente eufórica cuando hago todo lo que está en mis manos para ver a los
demás felices. Esa paz que me invade es una sensación inexplicable, pues me
siento llena de amor y entro en un círculo vicioso de compasión hacia el todo. Es
una corriente constante de dar cariño, pero también de recibirlo.
Esa es mi mayor euforia, la de
proyectar la luz sobre la oscuridad que nos rodea.

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