martes, 20 de junio de 2023

 

EL ESPEJO DEL ALMA

 

- ¡Te veo y no te reconozco! – exclamé.

Cuando aquel espejo reflejó en su destellante carátula mi imagen proyectada, pude ver como ésta, emitía un brillo apagado, tan opaco como como las tumbas centenarias de aquel antiguo cementerio por el cuál, deambulé toda la tarde, intentando responder a miles de preguntas que abordaban en mi mente.

Una lágrima templada nació de mis ojos, en ese momento vacío en el que observaba mi desolado semblante.

-Mira más al fondo- desde el interior del espejo, alguien me habló para mi sorpresa.

Entendí entonces, que era la voz de mi alma. La que desde lo más profundo de mi ser, intentaba desesperadamente avisarme de que a veces, para cambiar la tristeza en la que nos sumimos en ciertos momentos, era necesario mirar más allá del simple reflejo de nuestro cuerpo exterior.

-Todo es pasajero- mascullé de manera involuntaria, pero con una mágica convicción. Lavé mi rostro con abundante agua fría, purificándome de fuera hacia adentro. Respiré hondo.

-Todo tiene solución- repetía el espejo una y otra vez.

- ¡Mírate! Volví mi rostro hacia aquel espejo que me ordenaba sin cesar.

-Sonríe, te ves bonita- me dijo.

Al sonreír, una paz enorme recorrió como un rayo cada centímetro de mi piel, inundando mi alma de una paz absoluta. Un brillo poderoso hizo presencia en aquel momento.

A veces, solo basta con tocar fondo para escuchar y atender esa voz interior que llevamos dentro y que nos da la fuerza necesaria para salir victoriosos de la tristeza

Espejito, espejito… ¡Sonríe!



Mamá y yo. Begíjar, 1981.


Relato de 300 palabras con lo que te sugiera #elespejo

Premiado con el reconocimiento semanal junto al gran trabajo de mi querido amigo Manuel Francisco. Enhorabuena compañero.






 

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