viernes, 30 de diciembre de 2022

 

NUESTRAS FIESTAS DEL SEÑOR

 

Queridos lectores:

En estos días se aproximan nuestras esperadas fiestas de septiembre, las del Cristo de la Vera Cruz o las fiestas del señor como popularmente las llamamos en Begíjar.

Esta festividad además de ser la más importante de nuestro pueblo, para mi tiene algo de especial y os voy a contar los motivos que me llevan a esta conclusión, ¿estáis preparados para acompañarme a realizar este breve recorrido de emociones y recuerdos que tengo para compartir con vosotros?

Celebradas a finales de septiembre, cuando el sol en los atardeceres ya va mermando en intensidad y las noches se vuelven tan frescas que nos obligan a coger esa manguita fina que nos proporciona satisfacción inmediata, le brindan a estos días, el ambiente ideal para poder disfrutarlas al máximo. Como dice la canción “el final del verano llegó” inevitablemente y muy a nuestro pesar, pero hay que aprovechar hasta el último momento.

Recuerdo con alegría cuando era niña, allá por los años noventa cuando se tiraban caramelos desde los balcones del ayuntamiento el día veinticinco por la mañana mientras las campanas a pino, tañían desaforadas. Disfrutábamos como enanos (en realidad era lo que éramos) nos arreglábamos desde bien temprano en la tarde para poder ver los gigantes y cabezudos que salían de la antigua cárcel junto a la banda de música que alegraba con sus divertidas marchas aquel pequeño pasacalle. A mí, particularmente, me daban miedo esas caras dibujadas en cartón piedra a través de las cuales unos ojillos sonrientes chisporroteaban brillantes dándoles vida misteriosa de manera temporal a aquella escena tan tétrica.

Más tarde en la procesión, era emocionante ver salir a nuestro Cristo de la Vera Cruz por la puerta del templo en su trono, perfectamente decorado con adornos florales de diferentes colores, entre aromas de lirios y claveles y a hombros de los vecinos y vecinas de nuestro pueblo que llenos de sentimiento lo portaban con orgullo. Esta imagen que para todos nosotros significa algo más profundo, procesionaba por las calles de nuestro pueblo bendiciendo todos los hogares de este y llenándonos el corazón de una paz absoluta. Es curioso lo que os voy a contar, yo siempre le pedía un deseo y tengo que deciros que ese deseo se cumplía en su totalidad año tras año. Actualmente desde la plaza de la Constitución se lanzan globos de papel, yo lo llamo “el ritual de los deseos” algo parecido a lo que yo llevaba haciendo toda la vida, pero más moderno y atractivo para el público en general y sobre todo para los niños. Es espectacular ver volar cientos de luces sobre la torre de la iglesia, luces de esperanza, tristeza, alegría o quizá desesperanza pero que sean como sean alumbran la oscuridad de la noche más mágica del año en Begíjar.

Que decir de la verbena y de aquellos bailes en el Paseo Doctor Revuelta, sevillanas, pasodobles y demás música típica que amenizaban las frescas noches de un otoño inminente. Tenía su encanto tomar aquel calimocho servido en vaso de plástico que normalmente pedíamos para compartir y hacerlo en una barra de chapa también le daba su puntillo. Bailábamos sanamente hasta que nos dolían las plantas de los pies y quizá también nos despedíamos de algunas amistades con las que habíamos compartido el verano en el pueblo, poniendo así punto y final a unos meses llenos de experiencias y anécdotas.

Las almendras garrapiñadas y el turrón eran compras obligadas en esas fechas junto con los churros con chocolate que nos comíamos tras disfrutar del “castillo” de fuegos artificiales. Lo recuerdo repleto de ruedas de colores, de petardos y de olor a pólvora quemada que nos dejaba con la boca abierta literalmente, mientras se disipaban en la oscuridad del firmamento dejando una enorme nube de humo a su alrededor.

Tras las fiestas empezaría el colegio, la rutina y los madrugones, pero todos los begijeños lo haríamos con más alegría y con el placer de haber pasado unos días maravillosos. A partir de ahí, quedaría todo un año para poder volver a gozar de aquellos ansiados días festivos, para pensarlos, desearlos y soñarlos.

Espero que este año y después del encierro que hemos sufrido tras la pandemia, disfrutéis y aprovechéis estos días espectaculares junto con amigos y familia.  Una última cosa, no se os olvide pedir un deseo con mucha fe, seguro que nuestro Cristo de la Vera Cruz escucha vuestras súplicas.

 

¡Felices Fiestas para todos mis vecinos!

 

Pilar Pérez Cuevas.

Colaboración programa de fiestas en honor al Cristo de la Vera Cruz (Begíjar)





Fotografía Ana Rus Gámez


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