viernes, 30 de diciembre de 2022

 

El VIOLINISTA CIEGO


Cada tarde coincidiendo con la puesta de sol Marco acudía a la cita y preparaba todo cuidadosamente. Como si de un ritual se tratase comenzaba por desenfundar el violín mientras lo acariciaba suavemente. El brillo que el instrumento desprendía se fusionaba junto a los frágiles rayos de sol que se proyectaban a través del alfeizar, tomaba el arco entre sus delicadas manos de dedos largos, suspiraba y comenzaba a disparar con sutileza las notas que componían la melodía de “Perfect”. La música invadía el ambiente delicadamente, atrayendo a los viandantes que visitaban el lugar, cada nota se convertía en un regalo para los oyentes que, encantados por esta, se detenían ante su estampa a escuchar pacientemente. Marco disfrutaba haciendo magia cada tarde, tenía buen oído para el violín y una enorme sensibilidad que dejaba su alma al desnudo cuando interpretaba esa canción.

A mí me gustaba acercarme a contemplarlo cada tarde cuando salía de la oficina. Me acomodaba tranquilamente en el suelo y me hacía un ovillo en un rincón del patio, fuera de la vista de todos. Desde ese ángulo el sol impactaba perfectamente en su cabello rubio dotándolo de un color dorado espectacular. Él nunca se percató de mi presencia, sin embargo, yo estuve ahí durante mucho tiempo llenando mi corazón y apaciguando mi tristeza con su música, era lo único que me convertía en alguien más feliz.

Él siempre sería para mí el músico que nunca quiso ver, a pesar de todos los momentos que algún día compartimos juntos, y yo esa chica rota que lo admiraría hasta el último de sus días desde un rincón escondido.

Pilar Pérez Cuevas. 

Diciembre de 2022.

Participación en el concurso #palagrafías ¿Qué te sugiere esta imagen? de la página de Facebook "Escritura creativa para aficionados"

 #Palagrafías Relatos de 300 palabras.










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