Se oye un rítmico puf puf de fantasmas paridos por la noche, a
la vez que un enorme escalofrío recorre mi cuerpo. Aunque todas las noches me
visita no puedo dejar de sentir ese frio que me inunda y me deja congelada, en
el silencio absoluto de la madrugada escucho sus pasos lentos que se dirigen
hacia mí habitación, cierro los ojos, respiro hondo y ¡zas!, se sube de un enorme
salto a mi cama, se acurruca a mi lado y mueve la cola. Ya estamos juntitos los
dos, sin miedos ni fantasmas uno frente a otro, buenas noches Tobi y él me
contesta con un enorme ladrido.

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