miércoles, 29 de enero de 2014

LA MENTE

Muerto pero mío, así ponía punto final  a esa gran historia con la que había pasado largas tardes de invierno sentada en el sofá, cuatrocientas páginas  que me llevaron a transportarme a un mundo cargado de amor, pasión, desenfreno y locura, entonces volví a la realidad, vacía, llena de nada, donde todos mis personajes ficticios se convertían en sombras de una realidad inventada. Acurrucada junto a la hoguera mis pensamientos volaban como si fueran plumas que el viento mueve a su antojo, ideas fugaces que era incapaz de controlar, ideas que me poseían  ¡como si yo estuviera loca!


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