miércoles, 29 de enero de 2014

EL BOSQUE DE LA VIDA

En el bosque de la vida cada árbol que nace es especial, unos nacen pequeños y débiles, otros grandes y robustos, pero todos  diferentes, de color, de tamaño, de naturaleza. A lo largo de su existencia cada árbol experimenta diferentes etapas, algunos ya de pequeñitos nacen enfermos y mueren aun siendo retallos, otros tienen tantos años que pareciera que su tronco jamás se va romper pero al final, con el paso del tiempo acaban por secarse, sus hojas se marchitan y sus fuerzas de desvanecen. Entre medio tenemos los arboles jóvenes, esos llenos de vitalidad y hojas nuevas que tiran con fuerza hacia arriba, esos que miramos y creemos que jamás van a marchitarse, eso sería lo normal, que jamás murieran jóvenes, pero por desgracia aunque no es lo habitual esto también sucede y por diferentes causas, algunos enferman y por mas abonos y cuidados que les demos terminan por morir, otros por la mano del hombre son talados arrebatándole así la vida joven que les queda por delante, y otros simplemente por un accidente en un segundo pierden su vida. Como digo en este bosque que es la vida hay árboles de todas las calañas, buenos y sanos y también enfermos y dañinos, entre medias muchas malas hierbas y muchos obstáculos que sortear para salir a delante. Así que amigos en esta vida arrimaos a buenos arboles, intentad sortear los obstáculos que se os presenten y disfrutad de vuestra existencia lo mejor que podáis porque quien sabe si hoy estamos aquí plantados y mañana solo somos hierba y ramas secas, espero que tengáis mucha suerte y nunca os toque una enfermedad que marchite vuestras hojas o una plaga que os destruya, sed fuertes y superarlo porque merece la pena vivir para ver como el sol cada día irradia su calor sobre nuestras copas y sobre todo haced caso a vuestros mayores pues los arboles viejos tienen la sabiduría de la experiencia, tomad ejemplo y seguid sus consejos yo siempre tengo en cuenta esta frase que un día me dijo un anciano: “Al que buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”.


Dedicado a todos aquellos arboles amigos, familiares o conocidos que por diversos motivos dejaron de vivir en este bosque, cada pedacito de vosotros vive en mi corazón de árbol, y cada día os recuerdo en cada rama florecida, en alguna hoja brillante o en cada pequeña gota de rocío de la mañana, cada vez que yo crezco vosotros crecéis conmigo en mi interior de árbol.


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