Hasta chocarse contra una pila
de maderos secos, la policía llego
a ese lugar lúgubre. La investigación les llevó hasta aquel recóndito sitio de
la ciudad apartado de la civilización con la esperanza de encontrar alguna
pista que pudiera dar luz al caso. Tenían la ilusión de encontrar algo y a la
vez de no encontrar nada, pues todas las gentes del lugar estaban ansiosas por
saber si allí se encontraba la pequeña. Con angustia y valor retiraron las
ramas secas que cubrían el pozo y examinaron minuciosamente todo, no
encontraron nada más que agua turbia, tan sucia como todo lo acontecido. Solo
quedaba seguir buscando.

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