miércoles, 29 de enero de 2014

REALIDADES DE LA VIDA

Y nada mas existió hasta el próximo tren.  El frio atravesaba con dureza aquellas ropas desgarradas y tan solo  se cubría el rostro con una boina descolorida por el tiempo. Por sus ojos cristalinos brotaban lagrimas de soledad,  la gente le miraba como a un ser extraño incluso algunos le pisaban al pasar. Se arropaba con unos cartones empapados por la lluvia y su mano envejecida por los años, custrida por los duros inviernos, se extendía  hacia aquel mundo pidiendo a gritos un poco de caridad humana, esa que a tantas personas les  falta hoy en día, de repente una pequeña moneda callo a sus pies. 


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